martes, 19 de junio de 2012

"La espuma de los días" de Boris Vian


Solo quedaba un estrecho pasadizo que conducía
 de la entrada a la habitación de Chloé. 
Isis pasó la primera y después Nicolás.


Durante el sueño no valía la pena y volvían 
las manchas rojas de sus mejillas. 
Sus ojos eran dos marcas azuladas 
y de lejos no se sabía si estaban abiertos.


La luz ya no entraba mas 
que en forma de una estrecha franja. 
Colin solo tenia iluminados la frente y los ojos. 
El resto de su cara vivía en sombra.

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